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Los pasos del vencedor

Tardé años en superar aquella manía de caminar mirando el suelo, como si hubiese perdido un lente de contacto o como si contar las líneas del pavimento fuese de lo más interesante. Había llegado a la conclusión de que lo correcto era andar a pasos no demasiado rápidos, con la espalda recta y la vista posada vagamente en el horizonte y lo practicaba a diario. Pero leyendo el Reino y el poder de Gay Talese, quien ostenta el récord de ser el escritor más elegante del mundo, forzosamente tuve que reconsiderar mis opiniones al respecto. Escribe Talese a propósito de un importante director del New York Times:
"Parecía poseerlo todo -éxito, fama y excelente salud- y andaba con los pasos propios del vencedor, es decir, un poco inclinado hacia adelante y apoyándose en los talones."
He estado practicando el paso del vencedor y, la verdad sea dicha, mi impresión es que luzco más bien cómico que victorioso. Una mezcla entre Charlie Chaplin y un pollo en su corral. Puede ser que aún me falte algo de éxito, fama y buena salud.

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