Tuesday

Breve teoría del empate (y el favor divino)

Se supone que por radio ningún partido es del todo aburrido, pero la verdad es que escuchar el clásico de la fecha pasada significó para mi una nueva experiencia en las profundidades del tedio. Tuve que considerar las cosas con mucha filosofía con tal de no abandonarme a otras tareas más interesantes como pegar botones descocidos o telefonear a tías abuelas. Partiendo de la premisa de que todo gol presupone un error del adversario, pensé, se debe admitir que si los veintidós jugadores alcanzaran un rendimiento absolutamente óptimo, solo cabrían los empates sin goles. Como tales especulaciones se prestan a la ciencia ficción, también imaginaba planteles de androides ensamblados con las mejores características de Messi y los grandes futbolistas de todos los tiempos. "¿Sueñan los futbolistas eléctricos con ganar el balón de oro?" llamaría a mi ensayo mental. Total que local cero, visitante cero, marcador final y asunto olvidado a los pocos días. Eso hasta la semana pasada cuando me enteré de la muerte de Johan Cruyff. Conmocionado, como haría cualquier mortal en estos casos, busqué en la Red información sobre el difunto futbolista y pensador holandés a fin de rendirle mi sincero homenaje en Facebook. Encontré una frase algo blasfema que me hizo tantísima gracia, fuera de lo ya señalado, porque Cruyff murió en semana santa: "En España, todos los 22 jugadores se santiguan antes de salir al campo. Si resultara, siempre sería empate."

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