Friday

La cosa escrita

Lo leí en un periódico viejo, donde también aparecía un breve artículo a propósito de un estudio de no recuerdo qué prestigiosa universidad según el cual el clima variable enriquece el canto de los pájaros, y pensé que cuanto más será verdad en el caso de la gente no tan inteligente ni ingeniosa: "Nunca he podido explicar la naturaleza de ese despiadado mecanismo que casi en cada ocasión, por el solo hecho de la transformación de la cosa hablada en cosa escrita, convierte una reflexión que parece tan original en banalidad lamentable, una observación que parece penetrante, en trivialidad, una idea que parece inteligente en tontería y así en general -en suma, que transforma con frecuencia (...) a un hombre inteligente, cuando no escribe, en un hombre limitado cuando comienza a escribir." (Clément Rosset, La elección de las palabras).

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Saturday

Jornada botánica

Hoy me dejaron plantado. Había quedado en una estación del metro con una ex novia que se ofreció gentilmente a confraternizar conmigo en torno a una taza de café, al parecer compadecida por mi calidad de provinciano recién transplantado a la metrópoli. Imagino que este tipo de episodios ya no ocurren tan seguido dados los notables adelantos alcanzados en el rubro de las telecomunicaciones, y que pertenecen más bien a los viejos tiempos... además hay luna llena. Así, en trance sentimental, comencé a viajar sin plan por las distintas estaciones, como cuentan solía hacer Charlie Parker durante noches enteras. Al cabo de menos tiempo del que estaría orgulloso de confesar, cuando me aburrí de silbar frases de my old flame, volví a casa y, tras comprobar que no tenía ni pizca de sueño, me puse a leer lo primero o lo segundo que encontré. Resultó ser Assia de Iván Turguénev, en cuya primera página pueden leerse estas líneas: "Era un hombre joven, alegre, rebosaba de salud; tenía dinero; vivía sin inquietudes, obraba a mi antojo... en una palabra, vivía como una planta."

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